miércoles, 18 de mayo de 2011

Democracia no es votar, democracia es decidir


Contra la falsa electoral, el 22 de Mayo abstención activa popular

El próximo 22 de Mayo habrá elecciones municipales. De nuevo, los/as andaluces/zas somos convocados/as por el Sistema a lo que los propagandistas y beneficiarios del régimen denominan “la fiesta de la democracia”. Cada cuatro años somos llamados a designar, entre candidaturas predeterminadas, quiénes van a gobernar por nosotros y en nuestro nombre, a nivel local, nacional o estatal. Se pretende convencernos de que el simple acto de introducir una papeleta con una lista de candidatos en una urna es democracia. Que esa acción representa la existencia y el ejercicio de nuestra libertad, así como de la misma democracia. Es “democracia representativa”. Todo el entramado político-administrativo afirma quedar legitimado por estos procesos electorales. De ahí su insistencia en el voto. No importa lo que se vote, lo imprescindible es que se haga.

Ésta supuesta democracia queda por tanto reducida a designar nuestros gobernantes. A quienes nos dirigirán dentro de los estrechos márgenes que establece el propio régimen entre opciones políticas instrumentalizadas que llevan décadas instaladas en las instituciones serviles que les fueron creadas, y que tienen en común un elemento: la responsabilidad de estado. El pacto de mantener y apuntalar desde dentro el estado imperialista capitalista español, impuesto a los/as andaluces/zas, y las instancias que en todos los ámbitos territoriales lo sostienen. Una democracia “a la española” acotada a elegir a quienes, “en nombre del pueblo”, deciden por el Pueblo Trabajador Andaluz.

No obstante, en otra muestra de su degradación, de su radicalidad dentro de un orden, de ese orden establecido por el Sistema del que forman parte y del que se benefician, la izquierda del régimen defiende la posibilidad de su mejoramiento, de “profundizar en la democracia”, mediante la instauración de formulas de “democracia participativa”. Éstas sólo significan la puesta en práctica de iniciativas ocasionales de participación en la toma de decisiones, de forma limitada y subsidiaria a la de los gobernantes, lo que no conlleva sustitución sino complementación y reforzamiento del propio Sistema.

Para los representantes y defensores del régimen, abiertamente o de facto, fuera aparte la bandera en que se envuelvan, votar, elegir y ser elegido, conforma la esencia misma tanto de la democracia como la meta de su actividad política. Incluso constituye la distinción principal entre democracia y dictadura. Pero la diferencia real no radica en la forma de designación de gobernantes o la amplitud de opciones a elegir, sino en si son todos o algunos los que gobiernan, los que deciden. Si sólo unos pocos dictan sólo hay dictadura. Democracia no es votar quién decide por todos, sino decidir entre todos. Democracia es gobernar y dictadura ser gobernados. La democracia sólo es real y participativa si el pueblo tiene el poder, cuando él decide y gobierna, no cuando el gobernante consulta, comparte poder, dicta o actúa de forma favorable al pueblo.

Históricamente ésta ha sido la tipología democrática de la izquierda. La que llamaban democracia social. Consecuentemente, de izquierda no pueden ser calificables los que pretenden gobernar al pueblo sino los que aspiran a que el pueblo gobierne. Los que luchan por acabar con todo gobierno ejercido sobre el pueblo y por la instauración de un autogobierno popular. La izquierda verdadera no defiende “gobiernos de progreso”, ni la estabilidad o gobernabilidad de las instituciones. No busca reformas o mejoras de ésta realidad dictatorial al servicio de la esclavitud asalariada, sino su erradicación. La izquierda verdadera no trabaja por cambiar ésta sociedad sino por derruirla y sustituirla por otra igualitaria. La Izquierda, o es sinónimo de revolución o no es tal izquierda.

En Andalucía no hay democracia. Los/as andaluces/zas estamos sometidos/as a una doble realidad dictatorial, nacional y social, colonial y capitalista. Somos una nación ocupada y supeditada a intereses ajenos. Un pueblo trabajador negado y explotado. La raíz de todas nuestras problemáticas radica en éste hecho esencial: la carencia de soberanía. De libertad individual y colectiva; política, social y económica. En el hecho de que no poseemos el más mínimo control sobre nosotros, nuestro trabajo, nuestra tierra y sus recursos. Que no somos nuestros dueños ni los de nuestro país. El Pueblo Trabajador Andaluz no tiene un problema de gobernación, legislación o financiación, sino de secuestro y privación de su libertad. Y ésta situación determinante se refleja a todos los niveles sociales y en todos los ámbitos territoriales, también en el local.

Desde una perspectiva nacional y revolucionaria andaluza, el municipal no es más que el marco más próximo y obvio en el que se visualizan y desarrollan las contradicciones del sistema económico capitalista y el régimen político neocolonial y neofranquista en que se concretiza en nuestro país. El local es el ámbito territorial donde se plasma con mayor claridad tanto la lucha de clases como el estado de opresión y dependencia en que nos mantiene de forma impuesta el españolismo. Para Nación Andaluza nuestras poblaciones y barrios deben constituir el baluarte contra las agresiones de España y el Capital al pueblo, y la primera línea de combate por la recuperación de su libertad. La izquierda soberanista andaluza tiene que proponerse lograr aglutinar y encabezar un movimiento municipalista rupturista y transformador, liberador, asentado sobre la base de la conquista del poder, de la recuperación de su soberanía, por los/as vecinos/as.

La izquierda independentista no sólo no puede apoyar estrategias regionalistas y/o reformistas, autonomistas y/o socialdemócratas, sino que las debe refutar y confrontar. Una política libertadora coherente imprescindiblemente debe ser plena y radicalmente rupturista con respecto al “orden establecido” del españolismo, y no sólo en la teoría sino sobre todo y principalmente en la praxis. Sus propuestas y actuaciones tienen que ser instrumentos que faciliten y acerquen la meta liberadora global. Apoyar políticas regionalistas en lo nacional y reformistas en lo social, o respaldar a sus partidarios, es contradictorio con dichos propósitos. Sólo allí donde haya candidatos que defiendan y practiquen la toma del poder real y efectivo por parte del pueblo cabe el respaldo. Ante ésta nueva falsa electoral y la carencia de un referente municipalista soberanista, no hay otra respuesta que propugnar la abstención electoral activa popular. En tanto no se construya esa alternativa municipalista soberanista el único voto útil será el que no se emita. Lo contrario es contribuir a mantener el status quo y la alienación popular.

Por todo lo expuesto, desde Nación Andaluza, y con carácter genérico, hacemos un llamamiento a la abstención activa a todos los andaluces/zas con conciencia nacional y de clase. Una abstención concebida como un arma de oposición e insumisión frente al régimen y una herramienta de concienciación popular. Sólo aquellas candidaturas que propugnen el acceso efectivo del pueblo al poder, y/o cuyos miembros pretendan ser elegidos no para gobernar sino para facilitar que el pueblo gobierne y decida por sí y en exclusividad, contarán con el apoyo de la izquierda independentista andaluza.


¡Contra España y el Capital, abstención activa popular!

¡Por Andalucía libre y socialista!


Nación Andaluza – Comisión Permanente

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